Siempre he preferido las sagas de fantasía antes que los libros autoconclusivos. Cuanto más tiempo se alargue una historia que me gusta, mejor. Tal vez por eso disfruté tanto de la trilogía «A kind of magic». Pero hubo unas que me marcaron especialmente. Algunas crecieron a la vez que yo y todas crearon un recuerdo maravilloso en mi memoria. Estoy segura de que tú, al igual que muchas personas, también las conoces. Puede que ahora seas un adulto como yo y este post te invada de nostalgia. Tal vez tengas hijos, o sobrinos con quienes compartir estos pequeños grandes mundos. Hoy vamos a hacer un viaje en el tiempo a través de cinco sagas de fantasía juvenil que marcaron mi infancia y adolescencia.
NOTA: Las sagas de las que voy a hablar son archiconocidas. Algo que nunca he dicho es que quiero que este blog tenga alma. Mi objetivo es que, además de a la literatura fantástica, lleguéis a mi. Por eso, más que hablar de las sagas en sí, quiero contar mi historia con ellas y su impacto en mi vida. ¡Espero que os guste!
1. Harry Potter
ásica, obligatoria, indispensable, primordial. La saga de siete novelas de J.K. Rowling crearon un antes y un después en las vidas de millones de personas y marcaron a una generación entera. Casualidad o no, la mía.
Un viernes 30 de noviembre de 2001, mis padres me recogieron del colegio y fuimos al cine a ver la película de un niño mago. La sala estaba llena de gente disfrazada porque daban un regalo a quienes lo hicieran. Mi padre me ató la bata del colegio como si fuera una capa y me hizo unas gafas de cartón con la caja del Happy Meal de la cena. No coló.
No me importó no recibir un regalo, era la mejor película que había visto hasta la fecha. Harry, Ron y Hermione se convirtieron en mis mejores amigos y me pasaba el día imaginando aventuras junto a ellos. Al poco tiempo, empecé a leer los libros, siendo estos los primeros “de mayores” que leía.
«Harry Potter y las reliquias de la muerte» llegó a mi casa un día cualquiera en 2008. Lo devoré y, aunque mi mejor amiga me spoileó el final (te mando un saludito desde aquí), no me impidió disfrutar, sentir y vivir la historia que había marcado mi vida entera.
A estas alturas nadie necesita que le cuente el argumento de Harry Potter. Fue la saga de fantasía juvenil que estuvo presente desde mi niñez y que a día de hoy recurro en momentos de nostalgia. Pienso que debería ser lectura obligatoria para todos los niños del mundo por el simple hecho de que alimenta y estimula la imaginación, además de transportar directamente dentro de su mundo.

2. Crónicas de la torre
Fue lo primero de Laura Gallego que leí. Una de sus sagas de fantasía más emblemáticas. Mi madre me compró «El valle de los lobos» y hay dos claros recuerdos que tengo sobre él:
- Dana se convirtió en mi nombre favorito y también en el primer personaje ficticio que quise ser.
- Me obsesioné con Kai y el misterio que lo envolvía. Mi objetivo era conocer la verdad sobre él.
Tengo que hacer una pequeña confesión: nunca llegué a leer la segunda parte. No encontré «La maldición del maestro» en la librería, pero sí estaba «La llamada de los muertos», así que hice trampa. Me pasé los primeros capítulos asumiendo y dando por hecho cosas del segundo. No fue tan mal, pero hoy en día todavía está en mi lista de libros pendientes.
Recuerdo la sensación que me produjo el final. Era un intenso cariño hacia los personajes, como si yo fuera parte de la historia. Como si yo hubiera sido una alumna de la torre más.


3. Crepúsculo
Todas las chicas de mi generación hemos sido fans de «Crepúsculo», y hoy en día la inmensa mayoría nos avergonzamos de ello. Me atrevería a decir que fue a causa de la locura y el revuelo que se produjo con las películas. Aunque ahora me parecen de lo peor, en su día me fliparon.
Fui la primera persona de mi círculo que se leyó el libro. Había terminado sexto de primaria (tenía casi doce años) y mis padres me llevaron a una librería para que eligiera mi lectura de verano. Era una tradición nuestra. Me pasé media hora dando vueltas, mis padres ya estaban tirándome de las orejas, pero no veía nada que me gustase. Entonces vi esa portada, las manos blancas sobre un fondo negro sujetando una manzana roja. Era el libro más gordo que había cerca de la sección en la que estaba. Entonces se me ocurrió darle la vuelta y leer la sinopsis. No necesité más.
Me pasé el siguiente mes enganchada, devorando como una maniaca adicta. Desde luego era algo innovador, una adolescente enamorada de un vampiro. Una adolescente que perfectamente podría ser yo. La cara de Bella era mía, y su historia de amor con Edward era todo lo que una adolescente necesitaba.
Me volví fiel a la saga, esperando al siguiente libro como agua de mayo. Una anécdota curiosa es que mi padre, que también le gusta la literatura fantástica, se enganchó a «Crepúsculo» como una adolescente más. Cuando salió «Amanecer», él no podía esperarme a que yo leyera ni tenía paciencia para que yo soltara el libro. Así que se compró otro ejemplar para él.
Como opinión personal, creo que destaca entre otras sagas de fantasía que en su momento rompió y supo a qué público llegar. Pero creo que ha envejecido fatal. La gente reniega de ella por todo el fandom que generó. Hay quien dice que es literatura mala, que los personajes son muy planos y que la historia hace aguas. No me considero una crítica literaria, una experta ni mucho menos. Tendría que darle otra vuelta a la saga para renovar mi opinión sobre ella. Pero de lo que sí estoy segura, es de que era lo que necesitaba en su día y disfruté mucho leyendo.

4. Memorias de Idhún
Me atrevería a decir que sobre «Memorias de Idhún» está todo escrito. Incluso el guion de un anime que ha hecho enfurecer a sus fans. Repito con Laura Gallego porque esta es una de mis sagas de fantasía favoritas.
Estaba enfermísima en mi casa con trece años. No había ido al colegio y ya me había leído «El príncipe de la niebla» el día anterior. Así que me acordé de que tenía «Memorias de Idún: La resistencia» por ahí, que había sido un regalo de unos amigos de la familia y que todavía no había empezado. Me alegro de no haberlo hecho hasta ese momento porque no podría haberlo disfrutado tanto en otro. Lo empecé un día por la mañana, y al día siguiente por la noche ya había acabado. Me fascinó la historia, el mundo, los personajes. Las criaturas, el misterio, la magia. Los romances.
¿Conocéis esa sensación de que os atrapa un libro? ¿De que no podríais soltarlo ni con agua caliente? ¿Qué lo necesitáis terminar pero a la vez os resistís a esa cruel última página? Qué pregunta, claro que os ha pasado. Pues a mí en ese momento también, hasta batí mi propio record de velocidad lectora.
En dos meses ya había terminado la saga entera. Teniendo en cuenta que estaba a final de curso, lo considero una auténtica proeza. De hecho, cuando me fui de vacaciones en julio estaba terminando «Panteón», y cuando lo hice, lo volvía a empezar. Sí, soy de esas.
Mirar el mapa era uno de mis mayores pasatiempos, recurría a él durante la lectura. Recuerdo esos meses de mi vida como muy bonitos gracias a esa saga.

5. Cazadores de sombras
Siendo ya más mayor, con quince o dieciséis años, mi madre me regaló «Ciudad de hueso» por navidad. Ya os habréis dado cuenta de que la gran culpable de mi amor por la fantasía, es ella. La saga «Cazadores de sombras», de fantasía urbana, supuso para mí un cambio de aires. El ambiente más oscuro sin llegar a siniestro me gustaba. No sé por qué pero me gustaba leerlo con música rock de fondo. Me ayudaba a meterme en la historia y palparla todavía más.
La historia me gustó mucho, y también Clary. Me enamoré de Jace, por supuesto. Como toda adolescente normal. Pero mi personaje favorito, era Magnus Bane, por razones obvias. Cualquiera que haya leído la saga reconocerá que es un personaje entrañable, carismático, y al que se acaba queriendo mucho.
Aunque la saga en general y ese tipo de fantasía me gustaron mucho, para mi opinión el mejor libro siempre será el primero. No me convence mucho cómo se desarrollaron las tramas. De hecho hay una de ellas, que me sobra completamente. Y de todas formas disfruté la lectura y me despedí de la saga con cariño y nostalgia.
También hay algo que deseo decir desde hace mucho tiempo. Estoy segura de que ya se ha hablado mucho de esto, pero voy a soltarlo igualmente: la película es un despropósito. Los actores, un horror. Y la trama no recuerdo en absoluto que se desarrollara ni medio parecido al libro. Igual me equivoco, corregidme, por favor.
Una cosa es segura: la saga de fantasía urbana «Cazadores de sombras» me acompañó mucho tiempo. Esperé ansiosa el lanzamiento de cada uno de sus libros, me enganché y disfruté en su lectura. Podría decirse que marcó mi adolescencia.

¿Has leído alguna de estas sagas? ¿Qué han supuesto para ti? ¡Me encantaría saber vuestras opiniones, decídmelas en los comentarios!
6 Comments
[…] hablé de mi historia con Harry Potter en el post anterior. Estoy segura de que, aunque no es una obra muy vieja, a su manera ha servido de inspiración para […]
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[…] os conté en este post, la saga «Cazadores de Sombras» fue muy importante durante mi adolescencia. Tenía una imagen muy […]
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